Las históricas subidas de precios de la energía han obligado a una quinta parte de los restaurantes checos a cerrar. El resto se ve forzado a subir los precios, por una parte, y, por otra, encontrar maneras de reducir los gastos al mínimo. Con el último punto puede que les ayude la última investigación de la Universidad Técnica Checa, titulada “Bar Inteligente”.
En el espacio de las cisternas se han instalado los sensores de temperatura que dicen en tiempo real cuál es la temperatura de la cerveza. Antes de entrar en la instalación frigorífica, la cerveza pasa por otros sensores de temperatura para que ésta se pueda observar durante la conducción del líquido. Después de la instalación frigorífica, pasa por otros siete sensores de temperatura y de caudal. Los sensores están escondidos en la barra y los clientes no los pueden ver. Tampoco influyen el sabor de la cerveza.
Al mismo tiempo, se puede observar el gasto de energía eléctrica de la instalación frigorífica. En muchas ocasiones está influida por la temperatura externa, que puede hacer que aumente.
En el proyecto “Bar Inteligente” participan empresas como Pilsner Urquell, uno de los mayores fabricantes de cerveza del país, o la compañía Microsoft.
Según dice un representante del gigante cervecero, si se consigue triunfar, podría ahorrarse hasta un tercio en energía.
“Cuando sepamos dónde se producen los mayores escapes de energía, nos centraremos en esta área para traer a los dueños de los restaurantes tecnologías de ahorro en el futuro. Algo parecido se da en el consumo de agua. Se ha medido la huella de carbono de nuestra cerveza desde el grano hasta el vaso y nos dimos cuenta de que un tercio de la huella depende de la refrigeración. Por eso nos centramos en la barra y la instalación frigorífica. Somos conscientes de que es muy importante tanto para los dueños de los restaurantes y su negocio como para el medio ambiente.”
Fuente: radio.cz
Elaborado por el equipo de la oficina de CzechTrade en Santiago de Chile.