La
República Checa es el tercer productor mundial de lúpulo, después de Estados
Unidos y Alemania. Cada año se cultivan aquí unas seis mil toneladas en cinco
mil hectáreas. Sin embargo, la producción ha fluctuado considerablemente en los
últimos años.
En 2012, por ejemplo, el lúpulo local produjo 4.300 toneladas de lúpulo, pero
cuatro años más tarde fueron 7.700 toneladas. Esta diferencia de rendimientos
es del 44%, lo que es extremo, pero las fluctuaciones interanuales siguen
siendo típicamente de más de mil toneladas, es decir, alrededor de una quinta
parte de la cosecha. Esto se debe principalmente a la volatilidad del clima y a
la irregularidad de las lluvias.
El ECG del lúpulo está diseñado para ayudar a descubrir cómo se sienten las
plantas, qué les falta y cómo mejorar la cosecha. Los datos procedentes
directamente del lúpulo pueden combinarse con la información de los sensores
del suelo, pero también con las cámaras que ya vigilan el lúpulo o las imágenes
por satélite: juntos, servirán de base para una app móvil que podrá
combinarlos, evaluarlos con inteligencia artificial y aconsejar a los
cultivadores de lúpulo cuándo y cuánto regar, hasta alcanzar el nivel
apropiado para cada lúpulo.
Los sensores están siendo instalados por expertos de la empresa belga 2grow
junto con investigadores del Instituto Checo del Lúpulo. Los sensores se han
desarrollado principalmente para vigilar la salud de los árboles o arbustos,
pero es la primera vez que se utilizan en una planta que no es estable. En el proyecto
colaboran Prazdroj, Agritecture, Microsoft y el Instituto del Lúpulo. Se trata
de 40 expertos repartidos por tres continentes, desde Singapur a San Francisco,
desde Belgrado a Québec.
Los datos recogidos indican claramente cuándo el lúpulo necesita agua y cómo
reacciona al microclima de su entorno. Actualmente se están analizando las
imágenes satelitales disponibles y esos datos se están integrando en la imagen
global del estado de los campos de lúpulo. Esto proporciona a los cultivadores
una visión adicional y la capacidad de ampliar la escala más allá de las zonas
de lúpulo piloto. Al mismo tiempo, se están estructurando los datos históricos
obtenidos, que son uno de los requisitos básicos para predecir dónde y cómo regar.
Elaborado por el equipo
de la oficina de CzechTrade en Bogotá.
Fuente: cc.cz