En Nepal, el geofísico Václav Kuna del Instituto de Geofísica de la Academia Checa de Ciencias está probando un sistema de alerta temprana que tiene el potencial de salvar vidas cuando ocurra un próximo gran terremoto.
Es cierto que ya existen sistemas de detección, como los que utilizan sensores de alta calidad en Japón o en California, que a menudo son más grandes que el checo. Sin embargo, debido a su alto costo de más de un millón de coronas checas para instalar una sola estación, no son accesibles para los países en vías de desarrollo o insuficientes para establecer una red de docenas o cientos de estaciones de este tipo
En ese sentido, lo que hace que estos sensores checos sean tan baratos es que están ensamblados con componentes electrónicos comunes y fáciles de conseguir en el mercado. Aunque son menos sensibles que sus homólogos más caros, resultan efectivos para identificar vibraciones superiores a 3,5 en la escala de Richter, más que suficiente para detectar grandes terremotos.
Finalmente, su versión actual se diseñó para colocarse en el interior de las casas, pero ya se está trabajando en el diseño de sensores que podrían colocarse en el campo y extraer energía de los paneles solares para así poder tener un producto que se distribuya a nivel mundial.
